Vender libros en Madrid (y no morir en el intento)

¡Ey, ey, señores que me siguen y que dicen eso de que “antes molabas porque actualizabas mínimo una vez al mes”! ¡Hola, señores que me tienen en twitter y que visitan el blog porque les pongo el enlace en un tweet y les pido por su familia biológica que lo miren! ¡Buenas, lector anónimo que ha entrado esperando encontrar información sobre su equipo de futbol (no la vas a encontrar, ya te aviso)! ¿Qué tal están? ¿Bien? Perdónenme muy mucho, no se volverá a repetir, un mono me dijo que lo hiciera, soy despreciable… Bueno, ya saben, disculpas tipicas de estar dos o tres meses sin actualizar. ¡Vayamos con el tema!

Soy bastante buen lector. Cuando internet no consigue seducirme con sus cantos de sirena (cosa que sucede bien a menudo), prefiero tener un libro en mis manos que no el mando de la tele. Eso hace que mi biblioteca sea bastante extensa. Tan extensa que hace ya tiempo que no me cabe un solo libro y he tenido que empezar a apilarlos encima de los que ya están colocados. Por lo demás, están todos inmaculados. Porque me gusta cuidarlos lo máxima posible. Sí, soy muy despreciable cuando me pongo despreciable.

Esta falta de espacio unida a la creciente crisis que estamos viviendo (Wait… ¿que estamos en crisis?) me hizo hace menos de un año empezarme a considerar de vender algunos libros. No soy muy de ebay (miren ustedes que no me termino de fiar. Llámenme anticuado) así que busqué librerías de segunda mano aquí en Madrid. Esperaba encontrarme un servicio como el de otras tiendas de segunda mano de videojuegos, CD o DVD: tú vas ahí con tu producto a vender, te dan una cantidad de dinero y tú te vas a casita con un DVD menos y un poco más de dinero en el bolsillo.  No es tan difícil, miren. Ni tan descabellado. O al menos eso pensaba yo.

Empecé a buscar y en todas las librerías de segunda mano que vi no encontré justamente eso. Para poder vender libros, no podías vender solo uno o dos. Tenías que vender paquetes de cincuenta o de cien. Y te los pagan a lo más a diez euros. ¿Diez euros por 100 libros? ¡Maldita sea! Qué negociaco. Para ellos, digo. Así que dejé descansar el tema, aunque siempre estuvo ahí en la mente rondando.

Hace un par de semanas, con una situación económica familiar cada vez peor, surgió otra vez la idea de vender algún libro. Busqué por internet alguna librería que permitiese vender libros “de uno en uno”. Encontré una que decía en su página web que “si tiene algún libro que quiera vender, póngase en contacto con nosotros y negociaremos”. Eso de “algún libro” me pareció el equivalente a “de uno en uno”. Cogí la dirección y me fui a la tienda.

Cuando llegué a la tienda, entré y empecé a mirar los estantes abarrotados de libros. Me salió el encargado y me preguntó qué quería. Le expliqué que quería vender un par de libros pero que en todas las librerías que he entrado me han dicho que solo los venden en paquetes, no de uno en uno. El hombre, con toda la bordería del mundo (porque sí, era un hombre muy borde. O al menos eso me pareció a mí) me dijo: “Pues si no has encontrado ninguna en Madrid, por algo será”. Luego recogió un par de libros, volvió y me dijo: “¿Quieres vender tus libros? Pues móntate una tienda.” y se fue por entre un par de estantes. No le di ni las gracias.

Así que, amigos míos, desde entonces he perdido la esperanza. Sigo sin querer venderlos por ebay así que no me quedará otra que hacer bookcrossing con ellos. A lo más, regalar alguno a algún conocido. Pero no venderlos. Eso lo he dejado por imposible. Ahora mi pregunta es: ¿Por qué no hay un servicio de segunda mano de libros que se asemeje a la segunda mano de otros productos como los DVD o los CD? Si tuviera dinero, lo mismo me animaría y me lo montaría yo mismo. Porque no me creo que no haya gente que no esté en la misma situación que yo, leches.

Y nada más. De tanto tiempo sin escribir ya ni me acuerdo de cómo se terminaban las entradas. ¡Nos vemos!


~ jueves, 25 de noviembre de 2010 1 comentarios

Mi garganta

A través de todos estos años puedo decir que he sido bastante resistente físicamente a enfermedades y heridas y cosicas malas que hacen pupa. Una vez hechas, dale un par de días y estarán curadas. Dale otro par de días más y ni me acordaré de ellas. Solo hay una parte de mi cuerpo que se salva de esta norma: mi garganta.

Imaginen que voy a una fiesta. Sí, bueno, para eso hay que imaginar mucho pero imagínenselo de todas formas. Una fiesta con la música alta. O una con un karaoke de por medio. En ambas fiestas está garantizado que mi garganta sufrirá. Al día siguiente me levantaré con picor de garganta, con la voz tomada y unas ganas irrefrenables de tomarme alguna pastilla contra estos síntomas. Si siguiésemos la regla del resto del cuerpo, esos síntomas deberían irse a la mañana siguiente o dentro de dos. Pero recuerden: esto es la garganta. Aquí no hay regla que valga.

Lo que me espera es un mínimo de una semana con la garganta picándome, con unas ganas impresionantes de toser (y no quiero toser porque sé, y es que lo sé, que es una tos seca que hará que la garganta se me ponga peor) y hablando como El Padrino. Y es entonces cuando mi madre, viendo que no se me quita, me llevará al médico. Y el médico me mandará un jarabe que hará que en dos o tres días la garganta vuelva a ser la que era. Y yo diré “A ver si para la próxima me acuerdo del nombre del jarabe, así pasamos de pastillas y vamos directamente a lo que funciona”. Pero al final se me olvidará y un par de meses después volveremos a repetir todo el proceso.

Lo peor de todo esto es que, durante la semana dichosa, no hablo para que la garganta no vaya a peor. ¿Saben lo que es ser yo y no poder hablar en una semana? ¡Maldita sea, estoy que me subo por las paredes! Y no solamente yo. Porque en mi casa vivimos solamente mi señora madre y yo. No hay nadie con quién mi madre pueda hablar. Bueno, sí, está mi perra. Pero esa no contesta. Esa está como yo pero de por vida. Algún consuelo tendría que haber.

Echo cuentas y llevo ya una semana con la garganta jodía. Mañana pediré cita para el médico. A ver si tenemos suerte y nos lo dan para el miércoles. Seguiremos informando por aquí o por twitter. ¡Nos vemos!


~ domingo, 15 de agosto de 2010 1 comentarios

Éxito ¿yo?

Por contrato personal me tengo obligado mínimo a escribir una entrada al mes en este sacrosanto blog. Ya está terminando Julio y apenas sé sobre qué escribir. Así que ahí vamos. A solucionar la papeleta. ¡Video motivador e inspiracional! ¡Nos vemos cuando tenga algo que contar! ¡Bye!


~ jueves, 22 de julio de 2010 0 comentarios

Cómo celebrar un gol de tu equipo por twitter.

Les comento. Yo no soy mucho de fútbol. No obstante, aún sin gustarme el futbol soy un ser humano y estoy viviendo el Mundial de Sudáfrica como el resto de los mortales. Por ello, llevo un par de días fijándome (es inevitable) en la gente que comenta los partidos por twitter. Tras varios partidos, he llegado al momento en el que sé lo suficiente como para poder extraer algo de todo esto. ¿Saben cómo celebrar un gol de tu equipo por twitter? ¿No? ¡Aprendamos juntos!

INSTRUCCIONES DE CELEBRACIÓN DE GOLES POR TWITTER

  1. En la cajita de entrada de datos de twitter, teclee de uno a tres signos de abrir exclamación (Opcional)
  2. Presione el botón de “Bloqueo Mayúsculas”
  3. Teclee a continuación una “g”.
  4. Ponga su dedo índice encima de la tecla “o” y presiónela durante un máximo de cinco segundos.
  5. Teclee a continuación una “l”
  6. Presione otra vez el botón de “Bloque Mayúsculas”
  7. Teclee de una a tres veces la tecla de cerrar exclamación (Opcional)

¡Et voilá! Ya tiene usted su propio tweet para celebrar un gol de su equipo en twitter. Solo hace falta mandarlo y… ¡¡¡Todo el mundo podrá ser testigo de su desmedida felicidad y pasión por su equipo!!!


~ miércoles, 30 de junio de 2010 1 comentarios

Worst "Entrada de blog" Ever

¡Ey, ey, señores que visitan este blog cuándo les digo en el twitter que tengo entrada nueva y que por favor lo visiten y comenten aunque luego no lo hacen porque son despreciables a la par que vagos, cosa que sé básicamente porque yo mismo soy un maldito vago! ¿Qué tal están? ¿Bien? ¡Bieeeeeen!

……

Nah. Iba a escribir una cosa pero malditas las ganas que tengo hoy de escribir, miren. Sorry mucho. ¡Dentro video! (Me encanta el hecho de que sea mi blog y pueda poner cualquier cosa. ¡Ay, que me LOLailo toa!)

……

Nah, paso de buscar un video. Esto del youtube ciertamente es algo desesperante cuando estás cansado y con calor. Les dejo una imagen. ¡Disfrútenla!

……

Nah, Google imágenes no me ofrece ninguna imagen que me guste.

¿No les ha pasado alguna vez eso de “Estoy aburrido y sé que estoy aburrido y tengo mil millones de cosas que podría hacer para no estarlo, pero no me apetece hacer absolutamente nada”? Pues en esas estoy yo. Bueno, al menos esto puede colar como actualización, ¿verdad? ¿VERDAD? *Tioserio mira nervioso para un lado y para otro. Luego sale corriendo*


~ miércoles, 2 de junio de 2010 2 comentarios

Un día como hoy, hace 5 años…

… yo me estaba terminando de leer “Ángeles y Demonios” de Dan Brown. ¡Oh! Y también terminaba el cónclave y salía elegido Papa Benedicto XVI. Que ambos hechos tengan relación o no… se lo dejo al Universo que lo juzgue.

PD: Aunque no se lo crean, esto pasó de verdad. True Story. I promise.


~ lunes, 19 de abril de 2010 0 comentarios

“La Leyenda de Catharmad”: Fantasía épica para neófitos

Les contaré un secretillo: Me aburren de sobremanera “El Señor de los Anillos” y demás sagas de fantasía épica. No puedo explicar exactamente el por qué. Quizás por la cantidad de nombres raros que uno encuentra, quizás por tener lugar en sitios totalmente inventados y sentirme perdido la mayor parte del tiempo, quizás por las malditas lenguas inventadas que se usan. La cosa es que no he podido terminar nunca ningún libro de este género. Por eso comprenderán el miedo que me daba enfrentarme a este libro. Y quizás nunca lo hubiese hecho de no ser porque su autor es amigo mío. Ya saben, uno no se puede escabullir de ese “favor de amigo” que cualquier día podría ser devuelto. Yaiks.

No obstante, una vez leído, ha desaparecido todo miedo que pudiera albergar hacía él. Evidentemente no es alta literatura, ni será recordado por los tiempos de los tiempos (Tampoco creo que lo pretenda, más aún siendo la “opera prima” del autor) pero es entretenido, corto y lo suficientemente ameno como para que su lectura se haga muy corta. Tiene algunas fallas técnicas propias del novato escritor (que también miren quién habla, el Cervantes de PuertoUrraco) pero es bastante sorprendente como esas fallas, más que lastrar el resultado final, consiguen añadirle un valor añadido, facilitándole la vida al lector.

El libro está dividido en tres partes claramente diferenciadas: el origen de la tierra de los Dragones; la aventura de Shamat y la aventura de Yonath, bisnieto de Shamat. De estas tres la primera es la más corta y la que más se despega del resto al estar narrada en un estilo más de "crónica” que de novela. Las otras dos son ambas aventuras auto-conclusivas e independientes una de otra. Sí, vale que comparten algunos personajes y el trasfondo, pero cada una funciona muy bien por sí misma. De hecho, la tercera parte del libro se podría haber desarrollado de forma independiente y haber funcionado perfectamente como la segunda parte de “La Leyenda de Catharmad”. Digo yo. Que tampoco soy el escritor, amos.

Y poco más que decir, amigos. Ya cumplí la deuda que contraí con el señor autor y ya hice el análisis del libro. Solo me queda deciros que, si queréis compraros el libro, lo busquéis en alguna librería. Si no lo encontráis, siempre podéis comprarlo a través de la propia página web. ¡Adiós! ¡Que lo disfruten!


~ viernes, 16 de abril de 2010 0 comentarios

El no-tan-espectacular post 51 presenta: “El Secreto”

¡Ey, ey, señores visitantes! Después del post chorra que supuse la entrada 50 de este blog (¿No lo han visto? ¡Esta aquí abajo, maldita sea!), volvemos a la normalidad. Probablemente me vaya mejor así que no despendolándome como en el anterior post. No sé. O algo.

Estoy leyéndome en mis “lecturas de baño” (ese libro que uno siempre se lleva al baño para cuando está haciendo aguas mayores, ya me entienden) el libro ese tan famoso de “El Secreto”. Sí, ese que ya tuvo una película, que tiene varios libros relacionados que lo estudian en profundidad, que está envuelto en tanto misterio y que, según dicen, es menester que te lo regale alguien para que haga efecto. Ese mismo.

Apenas llevo dos tres capítulos y ya sé cual es el secreto. No es tan misterioso. De hecho para ser un libro de 200 páginas que gira en torno a ese secreto, es sorprendente que solo se tiren 20 páginas ocultándolo. Me quedan 180 de las cuales ya me habré leído unas cuarenta y en esas cuarenta no han dejado de darle vueltas a lo mismo. Como las otras 140 sean iguales… mal vamos a ir. Digo.

En fin, que a lo que íbamos: ¿Cuál es “El secreto”? “El secreto” tan famoso es la no-tan-famosa (o sí, que yo nunca haya oído hablar de ella no impide que otros sí lo hayan hecho) pero increíblemente sencilla “Ley de la atracción”. Una ley que se puede resumir en “¿Lo quieres? Lo tienes”. Ya está. 200 páginas comprimidas en cuatro palabras. Manda huevos, oigan. Evidentemente no se refiere a tener tanto dinero que puedes comprar tantas cosas como quieras. Bueno, sí, pero no tanto. Se refiere a un plano más mental, más metafísico. Si tú quieres encontrar pareja (por ejemplo) solo tienes que desearlo y, automáticamente, el universo empieza a trabajar para conseguírtelo. Lo dicho, una cosa tan estúpidamente simple que nunca se me había ocurrido, y que por tanto es estúpidamente brillante.

Seguiré leyendo el libro. Próximamente (o no) seguiré informando en cuanto haya leído más. 


~ jueves, 15 de abril de 2010 1 comentarios

¡¡¡La espantosacular entrada número 50!!!

¡Oh sí, amigos míos! ¡Prepárense para una explosión de colores, sabores y olores en la que se promete como la más épica de las entradas! ¡Prosa fluida! ¡Escenas nunca vistas! ¡Escenas erótico-festivas metidas con calzador! ¡Láseres de colores! ¡Tiranosaurios mutantes venidos de allende los mares! ¡Famosas de medio pelo cantando el Agadoo con dedos temblorosos! ¡Alegría! ¡Fiesta! ¡Jolgorio!

¡Miren! Esto han dicho de mi blog algunos de mis más mejores amigos imaginarios (“cabrones” a partir de ahora)

“Sinceramente, nunca pensé que vería nada tan patético. ¡Pido su dimisión inmediata al frente de este blog personal, hombre ya!”
(Amigo cabrón nº1)

“Eres de lo que no hay. Me parto con tus entradas. Eres lo más de lo más. Lo mejorcico, amos. Oye… el dinero me lo darás luego según acordamos, ¿no? ¿Qué? ¡Oh, damn it!
(Amigo cabrón nº2)

“Yo entré aquí buscando información sobre mi equipo de futbol. ¡Maldita sea, quiero información sobre el Magallanes FC o me marcho de aquí!”
(Futbolero desconocido nº1)

“Ola Maili, soi superfan tuya no le dire a naide ke ers Jana Montana si kieres pudes psarm tu msn y ablamos. el mio es sexysnape69@*****.com
(Ehhhh… “Alguien” nº1)

Como ven, todos son halagos ante este blog que, como supondrán ya, ha marcado un antes y un después en la blogosfera española. Hasta él no había ninguno con un nombre tan absurdo. Hasta que llegó “Magallanes era cojo”, ningún blog se daba tanta cancha por llevar 50 míseras entradas. Sí, alguno habría que a la entrada 100 hiciera celebración pero… ¡Maldita sea, ninguno había celebrado la cincuenta! ¿No se dan cuenta? ¡Soy el puto renovador de los blogs en España! Y quizás en el resto del mundo. Es algo que yo y el Arquitecto de esta versión de Matrix tenemos que discutir… ¡Nos vemos en la entrada 51! ¡Haré lo posible para que no sea muy tarde! ¡Adiós, amigos y acólitos míos!

Bonus Track: Lo siento, mucha entrada-aniversario y mucha ostia, pero si no ponía este video hoy que es Martes y Trece, no lo ponía nunca. ¡Gracias!


~ martes, 13 de abril de 2010 1 comentarios

El maravilloso mundo del Word

Muy buenas noches, señores. Les comento. Normalmente suelo escribir estas entradas en una aplicación muy preciola de Windows que se llama Windows Live Writer. Lo mismo la conocen porque se instala (si quieres) junto al Messenger. Es una aplicación que te permite llevar un control de todos los blogs en los que escribes y escribir en cualquiera de ellos sin andar cambiando de programa y tal. Hace un par de años que me aficioné a ella y, tan fácil me resulta escribir en ella, que muchas veces la he usado para escribir cosas que no pensaba colgar en ningún blog.

Ahora, supongo que más por pereza y aburrimiento que por otra cosa, he descubierto que el Microsoft Word XP permite escribir entradas de blog y publicarlas ipso-facto. Estoy experimentando con él y no creo que sustituya al buen y fiable Live Writer pero… está bien saber que existe la posibilidad de usar también el Word, miren. De momento, un fallo que le veo es que no veo cómo poner los videos de youtube, algo sumamente fácil en el Live Writer. Supongo que será cosa de ir estudiando el tema e ir investigando. Seguiré informando de mis avances con el servicio este. O no. ¡Adiós!

PD: Tampoco sé cómo poner las categorías a las entradas. Sí, sé dónde pero el botón para ponerlas está desactivado. Un punto menos para Word, un punto positivo para Writer. ¡Re-yaiks!


~ jueves, 8 de abril de 2010 0 comentarios

Cena para uno

Bueno, señores… Les dejo este espantosacular “sketch” que he encontrado y que es tan bueno que es merecedor de estar en este blog, el único que muchas veces no sé ni lo que pretende. Está en inglés con subtítulos en francés, pero oigan… ni falta que hace conocer los dos idiomas para entenderlo y partirse un rato la ojarasca. ¡Disfrútenlo! ¡Yo lo haría! ¡De hecho, ya lo he hecho! Si les gusta, pueden encontrar más información sobre el sketch (porque tiene su historia, no se crean) en su propia página de la wikipedia. No hay de qué. De nada.


~ jueves, 1 de abril de 2010 0 comentarios

Gracias…

… a mi familia, que, aunque sé que no leerá esto, pusieron los genes al servicio de un ser humano.
… al mister, que sólo él sabe que una amistad se puede llevar casi como una relación de pareja. Y que puede ser más longeva que esta sin haber sexo de por medio.
… a mi gente de HarryLatino, que lograron forjar una amistad a partir de un niño mago sin no-demasiado carisma.
… a mis profesores, que me enseñaron mucho más de lo que pretendían.
… a mis “conquistas” internetiles, que me enseñaron mucho menos por webcam de lo que yo esperaba.
… a mis compañeros de clase todos estos años, que me hicieron ver que se puede estar en clase y socializando.
… a todos aquellos que me han hecho la puñeta alguna vez, porque gracias a ellos siempre aprendí algo.
… a los que me pidieron opinión sobre algúna peli/videojuego/libro/serie, porque pronto comprendieron que tengo poco o nulo criterio crítico.
… a todos a los que dejé y dejo entrar en mi vida, porque juntos habeis hecho ser lo que soy. Que eso sea bueno o malo es otro cantar.

(Escuchando un podcast de crecimiento personal me he dado cuenta de la importancia de agradecer. De ahí que este post sirva de purga interna. Sorry.)


~ jueves, 11 de marzo de 2010 0 comentarios

El ordenador

[Este pequeño relato lo escribí en dos días. Cuando lo empecé a escribir (inspirado más que nada en la primera frase, que en un principio iba a ser una entrada de publicidad chusca), no tenía ni idea de cómo terminaría. Sí, tenía una liguero presentimiento de cómo iba a terminar. Pero vamos… fui escribiendo según me venía y, al principio, jamás pensé en terminarla de una forma tan tétrica. Ha salido así, miren. ¡Hasta otra!]

“Sé que no debería hacerlo. No obstante, algo me dice que si lo hago, nada me pasará”. Jandro estaba de pie justo enfrente de un ordenador. No, no SU ordenador. Un ordenador totalmente extraño que estaba dentro de una tienda de electrónica. Un ordenador que desprendía un extraño magnetismo y que había hecho que desde el primer momento Jandro se hubiera fijado en él.

Miró a ambos lados antes de atreverse. No había nadie así que puso sus manos sobre el teclado y el ratón y abrió el navegador de internet. Puso un par de direcciones aleatorias y después miró el correo. Nadie seguía sin decirle nada. Ganó seguridad y le faltó tiempo para intentar hurgar en el sistema operativo. Miró los archivos del sistema y pensó que, re-escribiendo algo de código, podría conseguir controlar ese ordenador desde su casa. Lo hizo y, sintiéndose importante, se fue de la tienda.

Por la noche, después de cenar, volvió a su habitación y encendió su ordenador. No le costó mucho establecer el contacto con el ordenador de la tienda. Estuvo trasteando en el historial del navegador mientras se reía para sus adentros. Estaba visitando una página web porno que probablemente algún usuario había puesto por “hacer la gracia” cuando de repente el editor de textos se le abrió. Jandro miró de hito en hito la pantalla: él no había abierto el programa. Ni tampoco estaba escribiendo lo que veía aparecer en la pantalla. “Un, dos, tres, ya no me ves. Cuatro, cinco, seis, no estoy aquí. Siete, ocho, nueve, prepárate para la muerte”. Algo agarró fuerte la garganta de Jandro. No podía respirar. Intentó desembarazarse de lo que le oprimía la garganta pero, al parecer, no había nada físico estrangulándole. Se cayó de la silla. Mientras agonizaba, pudo ver en la pantalla del ordenador una espeluznante cara desdentada que, entre risas, le señalaba y gritaba: “Un, dos, tres, fiambre es. Cuatro, cinco, seis, aquí lo veis. Siete, ocho, nueve, ya no se mueve.” Cerró los ojos. Su último aliento se perdió entre los cables del ordenador. Estaba muerto.


~ lunes, 8 de marzo de 2010 1 comentarios

Senderismo urbano

No sé si sabrán (lo mismo no si no me han visto nunca. Probablemente sí si alguien me han visto en la vida real. Altamente seguro si he quedado de forma habitual con ustedes.) pero hace tres años me fuí a Londres. Sólo fueron cinco días los que estuve en la capital pero fueron probablemente los más reveladores en mucho tiempo. Más que nada porque fui sólo y me sirvió para darme cuenta de que podía hacer casi cualquier cosa. No obstante, el tema no es cuán revelador resultó el viaje, sino como me planteé el tema del turisteo.

Me despertaba a las ocho y media, me duchaba, me vestía, me preparaba, repasaba mis planes para ese día y salía sobre las diez a desayunar al restaurante del hotel. Tardaba media hora y luego salía a la calle, montaba en el metro, me bajaba en alguna estación y me ponía a andar. Y andaba y seguía andando hasta bien pasadas las tres de la tarde más o menos. Luego cogía el metro y para el hotel. Llegaba a la habitación destrozadito perdío así que dedicaba la tarde a estar en mi habitación descansando, viendo la tele y/o planeando lo que iba a hacer al día siguiente por la mañana. Salía a cenar a algún restaurante de la zona y después directo para la habitación. A las once o por ahí estaba ya acostadito.

Una de las cosas que echaba de menos de ese viaje a Londres era precisamente esas largas mañanas de caminata con la única compañía de mi mochila azul hasta que las piernas amenazaban con romperse haciendo senderismo urbano, maravillándome ante las calles que iba pasando, parándome en los monumentos pertinentes mientras consultaba mi guía de Londres y entrando en cuanto salón recreativo pasaba por mi lado (sí, bueno… el lado jugón no me lo podrá quitar nadie, miren…). Vale que aquí en Madrid alguna vez lo he intentado pero… digamos que me echaba para atrás la idea y al final acababa andando menos de la mitad de lo que podría haber hecho en Londres. Hasta hoy.

Ayer estuve con un maldito dolor de cabeza todo el santo día que me redujo a estar toda la tarde en la cama. Por eso de no estar aburrido, me puse mi MP4 bajito con un par de podcast que me había bajado un poco antes de esos sobre desarrollo personal. Estos fueron los que me convencieron de que hoy saldría y de que intentaría llegar caminando desde mi casa (más o menos situada al sur de Madrid) hasta la estación de metro de Moncloa (en el Norte de Madrid). No obstante, pensaba que no lo conseguiría y esta mañana he salido pensando que llegar a la quinta parte del trayecto debería suponer un gran reto para mi, que ya habría tiempo de ir poco a poco y de ir día a día consiguiendo llegar más lejos.

Así pues, con ese espíritu he salido de casa a las once y veinte de la mañana. Y he empezado a andar y he andado hasta llegar a esa quinta parte. Y he visto que no estaba cansado en absoluto. Por eso, he seguido andando. Tres horas después, y tras parar a comer, he llegado a Moncloa medianamente cansado. Y digo medianamente porque mis piernas aún hubiesen resistido bastante más. No obstante, yo me he dicho que para ser la primera vez ya estaba bien, que a lo mejor para otra, intentaría volverme a casa también andando. He cogido el metro y me he venido para casa.

Ahora… siento una sensación maravillosa. A ver… lo mismo otra persona hace lo mismo por la patilla. Para mi, que considero que estoy gordo y que deporte no hago mucho (no, espera, que directamente no hago. xD ), es un autentico reto. Que quizás ha resultado mucho menos duro de lo que yo pensaba que iba a resultar… pues también, mire. Pero un reto al fin y al cabo. Y bien orgulloso de haberlo llevado a buen termino.


~ domingo, 14 de febrero de 2010 0 comentarios

Intento escribir…

…pero siento que he perdido la práctica. No sé hacer textos pensados. ¡Madre de Dios! Escribir esto es la última carta que he gastado hoy. Atrás quedan lo mínimo quince minutos para escribir cinco cochinas líneas. Se ve que he perdido la práctica. Lo dicho. Antes actualizaba algo todos los días. Tenía la prosa calentica y me salía todo más o menos bien escrito y tal y como quería. Y los textos pensados no me costaban tanto trabajo. Eso seguro.

No obstante llevo un par de meses en los que me he olvidado de actualizar diariamente mis dos o tres lugares de escritura y cuando intento escribir algo serio (bueno… serio…), bien estructurado y mejor escrito, me cuesta horrores. Vale que puede que hoy tuviera excusa: me está doliendo la cabeza. Pero sinceramente no estoy muy seguro de qué fue primero. No sé si no escribo bien porque me duele la cabeza o me ha empezado a doler la cabeza por intentar escribir bien. Creo que cuando empecé a escribir antes no me dolía. Tampoco pondría la mano en el fuego, pero creo que no.

Si me conociera (que no me conozco), no me haría a la esperanza de recuperar el ritmo “textil” escribiendo más de seguido, de tal forma que poco a poco vaya volviendo a ejercitar este músculo de la escritura para que se vaya poniendo en forma. Dios sabe que hoy estoy dispuesto a ello. Lo que yo no sé es si mañana me seguirán quedando ganas de hacerlo. Sinceramente, no lo sé.

Mientras tanto, me quedo con el hecho de que hoy he escrito casi cuatro párrafos. No son de una mínima calidad, pero son cuatro al fin y al cabo. Y todo explicando que he perdido la practica de la escritura. Manda narices.


~ jueves, 11 de febrero de 2010 2 comentarios

Delito inconfesable

Nadie sabía lo que allí pasaba. La policía había acordonado la zona y no dejaba pasar a nadie que no estuviera previamente identificado. Alrededor se había formado un corrillo de gente que miraba curiosa la escena. Un par de televisiones locales y alguna nacional ya tenían a sus respectivos corresponsales de pelo engominado y mirada indiferente fingiendo algún interés mientras daban la crónica para las noticias de la tarde.

El inspector hizo acto de aparición. Después de identificarse y pasar el cordón policial, se acercó a un agente y pidió el informe de la situación. Según se lo iba contando el agente, el inspector no podía dar crédito a sus oídos: el caso era verdaderamente retorcido. Un caso de los que nadie sabe cómo tratar. Una autentica atrocidad contra-natura. El inspector calló al policía: no quería oír más. Eso era demasiado para él. Se iría a su casa y tendría horribles pesadillas. “Y mira que llevo ya veinte años de servicio, ¿eh? Pero esto me supera…” Se arregló la gabardina, echó un ojo al escenario del crimen mientras pegaba un respingo y cruzó el cordón policial.

La escena del crimen era un banco de madera en pleno parque del centro de la ciudad. Allí seguía sentado el sospechoso, un venerable anciano, que miraba como su víctima era atendida por los servicios sanitarios. “Stress post-traumático” le habían diagnosticado al pobre iluso. Un hombre de treinta y pocos que había visto, sin él quererlo, como ese “depravado anciano”, como él lo llamaba, le había felicitado la navidad con una amplia sonrisa. ¡Le había hablado sin conocerle! Y lo que era peor… ¡le había felicitado la navidad estando a finales de Diciembre! ¿¡Se podía ser más despreciable!?

El anciano fue detenido, puesto a disposición judicial y acusado por “felicitación de fiesta religiosa con ánimo y alevosía” a cinco años de prisión. Murió a los tres por felicitarle el Domingo de Resurrección a un asesino confeso. Los guardias no pudieron impedirlo.


~ jueves, 7 de enero de 2010 0 comentarios

Chándal-man

Los que me conocen en la vida real sabrán (y si no lo saben, entonces es que no se fijan mucho y por ello merecen ser ampliamente tachados de ser gente que no se fija mucho) que, salvo que la etiqueta mande de forma obligatoria, yo siempre suelo ir en un pantalón de chándal. Lo de la parte de arriba varia, sí, pero lo de abajo siempre es un pantalón de chándal. ¿Por qué? Supongo que por comodidad. O por el hecho de que creo (otra cosa es que sea verdad) que unos pantalones vaqueros le quedan horripilantemente ajustados y mal a una persona con el perimetro panzil que tengo yo ahora. Siempre digo que si pierdo peso me pondré unos vaqueros. Y lo mantengo. Esta singuralidad de mi persona hasta lo que yo sé es ampliamente aceptada por mis amigos. No obstante… ayer pasó algo que me hizo “enfrentarme al sistema”.

Me llama un amigo mío para decirme que sus amigas han organizado una fiesta de nochevieja en un local que tiene una de ellas. Otras veces he salido con esas chicas y, la verdad, jamás me lo he pasado mal. Tampoco me lo he pasado excepcionalmente bien no obstante así que tengo mis dudas sobre si ir o no. Al final digo que sí. Nos ponemos de acuerdo en las pequeñeces técnicas y de repente me suelta: “Oye, que las chicas me han dicho que no vengas en chándal.” Me quedo mudo. ¿Pero no vamos al local del padre de una de las chicas? ¿No vamos a hacer la fiesta allí? ¿Qué coño importa que yo vaya en chándal o no? A ver… si me dijeran que se van a una discoteca de esas que para pasar es obligado ir con ropa de vestir, entonces soy el primero que saco mi pantalón de vestir y me lo pongo pero… ¡maldita sea! ¡Qué vamos a estar en un local privado! ¡No va a haber ningún gorila en la puerta que me diga “No puedes pasar”! Le digo que no voy más por pura terquedad que por otra cosa, nos despedimos y cuelgo el teléfono.

La nochevieja la pasé en casa, con mi señora madre y mi señora perra, viendo la tele y escuchando buena música. En cierta manera, no echo de menos el no haber ido. Solo me quedan ver las fotos para ver si lo que me perdí fue algo épico o no. Pero me da que no.

PD: Si fuera bueno dibujando, haría un webcomic personal con las aventuras del verdadero “Chándal-man”, un servidor de ustedes. Otra cosa a la lista de cosas que nunca haré. Y ya van… 


~ sábado, 2 de enero de 2010 1 comentarios