Senderismo urbano

~ domingo, 14 de febrero de 2010

No sé si sabrán (lo mismo no si no me han visto nunca. Probablemente sí si alguien me han visto en la vida real. Altamente seguro si he quedado de forma habitual con ustedes.) pero hace tres años me fuí a Londres. Sólo fueron cinco días los que estuve en la capital pero fueron probablemente los más reveladores en mucho tiempo. Más que nada porque fui sólo y me sirvió para darme cuenta de que podía hacer casi cualquier cosa. No obstante, el tema no es cuán revelador resultó el viaje, sino como me planteé el tema del turisteo.

Me despertaba a las ocho y media, me duchaba, me vestía, me preparaba, repasaba mis planes para ese día y salía sobre las diez a desayunar al restaurante del hotel. Tardaba media hora y luego salía a la calle, montaba en el metro, me bajaba en alguna estación y me ponía a andar. Y andaba y seguía andando hasta bien pasadas las tres de la tarde más o menos. Luego cogía el metro y para el hotel. Llegaba a la habitación destrozadito perdío así que dedicaba la tarde a estar en mi habitación descansando, viendo la tele y/o planeando lo que iba a hacer al día siguiente por la mañana. Salía a cenar a algún restaurante de la zona y después directo para la habitación. A las once o por ahí estaba ya acostadito.

Una de las cosas que echaba de menos de ese viaje a Londres era precisamente esas largas mañanas de caminata con la única compañía de mi mochila azul hasta que las piernas amenazaban con romperse haciendo senderismo urbano, maravillándome ante las calles que iba pasando, parándome en los monumentos pertinentes mientras consultaba mi guía de Londres y entrando en cuanto salón recreativo pasaba por mi lado (sí, bueno… el lado jugón no me lo podrá quitar nadie, miren…). Vale que aquí en Madrid alguna vez lo he intentado pero… digamos que me echaba para atrás la idea y al final acababa andando menos de la mitad de lo que podría haber hecho en Londres. Hasta hoy.

Ayer estuve con un maldito dolor de cabeza todo el santo día que me redujo a estar toda la tarde en la cama. Por eso de no estar aburrido, me puse mi MP4 bajito con un par de podcast que me había bajado un poco antes de esos sobre desarrollo personal. Estos fueron los que me convencieron de que hoy saldría y de que intentaría llegar caminando desde mi casa (más o menos situada al sur de Madrid) hasta la estación de metro de Moncloa (en el Norte de Madrid). No obstante, pensaba que no lo conseguiría y esta mañana he salido pensando que llegar a la quinta parte del trayecto debería suponer un gran reto para mi, que ya habría tiempo de ir poco a poco y de ir día a día consiguiendo llegar más lejos.

Así pues, con ese espíritu he salido de casa a las once y veinte de la mañana. Y he empezado a andar y he andado hasta llegar a esa quinta parte. Y he visto que no estaba cansado en absoluto. Por eso, he seguido andando. Tres horas después, y tras parar a comer, he llegado a Moncloa medianamente cansado. Y digo medianamente porque mis piernas aún hubiesen resistido bastante más. No obstante, yo me he dicho que para ser la primera vez ya estaba bien, que a lo mejor para otra, intentaría volverme a casa también andando. He cogido el metro y me he venido para casa.

Ahora… siento una sensación maravillosa. A ver… lo mismo otra persona hace lo mismo por la patilla. Para mi, que considero que estoy gordo y que deporte no hago mucho (no, espera, que directamente no hago. xD ), es un autentico reto. Que quizás ha resultado mucho menos duro de lo que yo pensaba que iba a resultar… pues también, mire. Pero un reto al fin y al cabo. Y bien orgulloso de haberlo llevado a buen termino.

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