Asesinato a la fuerza (Parte 1)

~ lunes, 4 de mayo de 2009

[Muy buenas, señores mios. Les presento un relato que hice ayer. Pero… les advierto que no está entero. Está en tres partes. Y se irán publicando cada lunes gracias a las bondades y maravillas de las entradas programadas. No esperen partirse de risa. No es de risa. Pero estoy muy orgulloso de él. ¡Disfrutenlo!]

Imagínense la situación en la que estoy ahora mismo: A las afueras de una casa bien en Washington DC, calado hasta los huesos gracias a la torrencial lluvia que ha tenido a bien recibirme a mi llegada a los States y con un arma en la mano. Saco el móvil del bolsillo. Faltan apenas 15 segundos para la medianoche. El teléfono vuelve a su sitio y, en su lugar, saco un papelito. En él imprimí la cara del tío que tengo que matar y su dirección. Aquí es. No hay duda.

Estoy temblando. No sé si es por el frio o por lo nuevo de la situación. Créanselo o no, nunca maté a nadie. Y probablemente podría haber mantenido mi record de tiempo si no hubiera conocido a esa persona. Gracias a él empecé a conocer gente muy rara, a hacer cosas muy raras (No preguntéis. Son cosas que me llevaré a la tumba) y, como colofón, hoy empezaré a matar gente. Y, debo mencionar, que no se trata de gente muy rara.

Pero lo que me hizo esa persona ya no importa. Lo pasado es el pasado y ahora estamos en el presente. En un presente que yo elegí vivir. Vale que ahora me arrepiento de la elección pero… No hay vuelta atrás. Empiezo a andar hacia la parte de atrás de la casa. Mientras voy pensando en qué pasará si todo sale mal. Lo mismo puedo echarle las culpas a mi “amigo”. No creo… Demasiado influyente. Lo “arreglaría” todo para que yo pareciese más culpable de lo que soy.

Abro la puerta de la cocina. Tal y como me dijo él, está abierta. Paso a la amplía cocina (que, como ya sois mayorcitos, os podéis imaginar cómo mejor os plazca. Yo no tengo tiempo ni ánimo para fijarme en esas cosas). ¿Cómo pude ofrecerme voluntariamente a una misión así? Las escaleras al piso de arriba están por la salida norte de la cocina. Suerte que al menos tengo memoria casi fotográfica con los mapas. Y a todo esto… ¿Cómo consiguió un mapa de la casa? Cuándo me lo enseñó para darme los detalles, preferí no preguntar.

Hale, ya estoy en el piso de arriba. ¿Qué puerta era? ¿La de la izquierda? Sí, estoy casi seguro. Sí, ahí está el objetivo. ¡Mierda! No sabía que tenía mujer. Mmm… eso complica las cosas. Bueno, creo que las complica. Al menos en las pelis las complica. Claro que esto es la vida real…

[¿Qué les pareció? Por favor, se lo pido desde el más profundo interior: comenten esta entrada. Normalmente me daría igual pero este es un proyecto muy grande (grande para el blog que es este, claro) y quisiera saber que les pareció, cómo piensan que va a seguir, qué fallitos tiene y demás cosas que ayudarían mucho a que se repitiera este… tipo de entradas. ¡Nos vemos el lunes que viene! ¡O mañana, con una nueva entrada a saber sobre qué!]

3 comentarios:

Catapúm dijo...

Más que nada me da ganas de saber cómo continúa. No sé qué pueda pasar.

Unknown dijo...

amm.. me parecio bien :) ya que si me llama la atencion saber como continua, fallos? a ver.. el lenguaje me parecio medio extraño para el tipo de relato, pero no se decir bien el motivo, amm.. este tipo de relatos me gustan un poco mas narrados en tercera persona, pero no se tmpoco si el que no este asi es la idea del mismo, en conclusión.. en mi opinión va bien... seguire la historia :D chau

Gachucornio dijo...

Seguro que no es de risa? se me hizo algo gracioso jeje...

amm me gusto mucho como esta escrito, me dejo con la intriga de lo que va a pasar en los siguientes capitulos.

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