Remember: “Vendedores a domicilio”

~ miércoles, 8 de abril de 2009

[Muy buenas, señores míos. Hoy les traigo un artículo/entrada que hice en un blog antiguo y que hoy quiero recuperar. Verán que el estilo no está tan apurado. ¡Maldita sea, no tiene por qué quejarse! ¡Lo escribí hace unos cuatro años! Por aquel entonces yo tendría… lo mismo taitantos. Era joven e inexperto. Aunque… reconozco que me salió inspirado. ¡Oh!, una última cosa: cuándo lo escribí estaba dando Filosofía y me sentía importante aplicando mis conocimientos en un blog que nadie leía. De ahí esa alusión a los sofistas. A día de hoy no me pregunten nada más de ellos. No me acuerdo de ná y puede que de menos. ¡Disfruten!]

¿Os imagináis a alguien que os este diciendo lo peor del mundo, pero que os lo cuente de tal forma que piense que tal cosa es buena? Si, si, ya sé que muchos pensáis de los políticos, pero me estoy refiriendo a otra especie mucho más peligrosa: los vendedores a domicilio.

Estos suelen ser personas respetables que se presentan en tu casa con traje y corbata y un maletín en la mano. Entran, se acreditan (o no) y te dicen que tienen para ti una enciclopedia/cursillo (táchese lo que no corresponda) que está a un precio desorbitado pero que por ser tú un cliente súper-especial te lo va a dejar un 75-80% más rebajado. Te comen el coco y casi siempre al final acabas comprando lo que te venden, bien porque piensas que eso es súper-mega-chachi-fantástico de la muerte o bien porque tienes ganas de que se marche más el tío pesao.

Lo más característico de ellos es que son unos optimistas natos. ¿Qué te parece muy caro el curso? "Bueno, tenga en cuenta que pagándolo en cinco años te sale a 150 euros el mes."¿Que la enciclopedia es de un tema que a ti, diciéndolo mal y pronto, te la suda? "La sociedad de hoy en día valora a la gente que sabe un poco de todo" ¿Qué eres un cardo? "Además, yo solo le vendo cosas a la gente guapa, y no lo digo con recochineo sino de corazón" Lo que digo yo, que estos solo ven el vaso medio lleno.

Pero no os creáis que esto es del siglo XX, ni mucho menos. Ya en la antigua Grecia existía un grupito de gente llamados sofistas. Estos, al igual que los vendedores actuales, pensaban que con una buena lengua se podía convencer al más cínico de el argumento más inverosímil. Vamos, en términos cristianos, que eran capaces de venderle a un mendigo que vive debajo de un puente una lámpara de araña barroca a pagarla en 30 años. Es más, yo creo que a Sócrates le endiñaron una de esas lámparas porque sino no se explica tanto odio que tenía hacia ellos.

En fin, que si viene a vuestra casa algún vendedor de esos, no os dejéis engatusar que seguro que acabáis comprando una enciclopedia de insectos marítimos, os apuntáis a un cursillo sobre como volar y tendréis una preciosa lámpara de araña barroca colgando del salón. Adiós

1 comentario:

Catapúm dijo...

xDDDDDDD Totalmente de acuerdo.

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